Siempre he sido amante de los estilos y la colorimetría, soñando con algún día tener una empresa en este rubro. Nunca me imaginé que se iniciaría en un momento de crisis. Era el año 2020, cuando comenzó la pandemia. Yo ejercía mi carrera de contabilidad y Kerly estudiaba administración. Vimos la gran demanda de cobertores y ambas dijimos: «¿Por qué no sacar un modelo diferente a lo usual?» Así que, en una oración, le dije a Dios que, si era su voluntad, abriera las puertas. Y así fue: empezamos a producir un modelo único de cobertores, lo que nos hizo diferentes. Tuvimos mucha acogida en su momento.

Cuando comenzó a descender la pandemia, nos dimos cuenta de que había llegado el gran momento de formalizarnos como empresa y dar inicio al rubro que estábamos anhelando desde hace mucho tiempo. Nuestro estilo es modesto y a la vez elegante, pensado para aquellas chicas que aman el buen vestir. Ya van a ser dos años de pertenecer a esta hermosa familia. Empezamos de manera online y, actualmente, contamos con una tienda física. Delante está Dios y detrás de esta empresa hay manos peruanas que realizan su trabajo con mucho amor.